Sanatorio Lluria

La primera noticia sobre el sanatorio Lluria aparece en el Faro de Vigo el 8/6/1911, y es un mensaje publicitario que anuncia el “tratamiento de las enfermedades de la orina y del artritismo. En el parque se encuentra un manantial de riquísima agua de reconocida virtud para el mal de piedra. El sanatorio dista seis kilómetros de la estación de Arcade. Dirección. Sanatorio Lluria, por Arcade, Sotomayor”. Además, se añade que el doctor Lluria, “teniendo en cuenta que muchas personas, por sus ocupaciones, no disfrutan más que del domingo, ha decidido establecer una consulta todos los domingos”. La noticia concluye informando de que en caso de avisar con antelación al sanatorio “se envía automóvil a la estación de Arcade”.

Con esta noticia da comienzo la azarosa historia de un proyecto de gran ambición que fue posible gracias a la voluntad de un doctor de origen cubano y a la disponibilidad y herencia de su esposa, María Vinyals y Ferrés.

Para la creación del sanatorio Enrique y María tuvieron que adecuar inicialmente el pabellón de invitados que se encontraba fuera del castillo; pronto la fuerte demanda de pacientes conllevó la realización de reformas y la ampliación de la estructura inicial. Ya en agosto de 1911 se informa de la existencia de un “servicio de restaurante para acompañantes, visitantes y personas que vengan a consulta”, y se señala que las y los enfermos pueden hospedarse en el sanatorio desde 10 ptas., todo incluido.

La publicidad del sanatorio en los medios y la reputada fama del doctor Lluria hicieron que la clientela aumentase rápidamente y se hizo necesario un nuevo pabellón en el sanatorio. En una carta de Enrique Lluria a su amigo Joaquín Sorolla del 20 de marzo de 1912 le relata que están ampliando el sanatorio “ya que el verano pasado todos los cuartos estuvieron ocupados y algunos con dos camas”.

fotoRetrato de Enrique Lluria dedicado a Joaquín Sorolla, 1907. Museo Sorolla
fotoFaro de Vigo

Los y las pacientes no dejaban de aumentar y a finales del año 1912 se informaba ya de que el sanatorio abría “todo el año”.

La finalización de las obras de ampliación se produjo en el verano del año 1913 y se decidió celebrar el evento con una gran inauguración en la que estuviesen presentes grandes personalidades. El 15/07/1913 se celebró una gran fiesta en el castillo y María y Enrique obsequiaron a todos las personas asistentes con un aperitivo dispuesto entre los árboles del castillo. La nueva propaganda del castillo anunciaba por entonces que “los neurasténicos encontrarán un medio ambiente excepcional por el aislamiento y reposo que se disfruta en los jardines y bosques de pinos, cedros y eucaliptos que rodean el Sanatorio, así como en los frondosos castañares, que cuentan siglos de existencia. El Letrado y el Arqueólogo ancho campo de investigación; el Naturalista una flora incomparable y variadísima. Los aficionados a los deportes, preciosos paseos, pesca abundante y juegos de sport”.

El sanatorio parece convertirse entonces en un centro de reposo y esparcimiento que ofrece servicios no sólo médicos. Personajes ilustres de la sociedad gallega como la condesa Pardo Bazán y su hija Carmen visitaron el castillo y el sanatorio.

La fama del centro siguió creciendo y en febrero del año 1914 en el pasaje del Faro de Vigo se colocan diversos carteles confeccionados con azulejos. Entre ellos se incluye uno del Sanatorio Lluria. Los ilustres Joaquín Sorolla y Mariano Benlliure llegan al sanatorio para pasar una temporada en julio del mismo año mientras se encontraba allí el “joven aristócrata inglés Mr. Wright”. Por entonces la popularidad del sanatorio había ya rebasado las fronteras regionales y nacionales; y en la primavera de 1915 una excepcional carta de Hermann Minika, primer oficial de la Marina Mercante Alemana, canta con emoción a un compatriota las bellezas de Soutomaior, su castillo, sus jardines y su sanatorio.

El sanatorio sigue mejorando sus prestaciones a lo largo del año 1915 y en la publicidad distribuida durante la estación invernal se informa de que el centro cuenta “con calefacción central y de leña, luz eléctrica, fonógrafo y cinematógrafo para amenizar las veladas, confort…”.

Por entonces la popularidad del sanatorio era ya tal que el matrimonio Lluria-Vinyals decidió que los mensajes publicitarios ya no eran necesarios: el último anuncio en prensa del sanatorio es del 7/11/1915. En el verano del año 1916 la actividad del sanatorio aumenta pues la primera conflagración mundial hace que el número de enfermos se multiplique; tanto es así que María Vinyals se ve obligada a trabajar en el sanatorio asistiendo a las y los pacientes.

Por entonces el sanatorio del doctor Lluria había alcanzado su cénit.

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El final del sanatorio tiene lugar a lo largo del año 1917. Y no ha sido una causa única la que ha provocado su final. En una carta de María Vinyals a María de Maeztu escrita en septiembre de ese mismo año, la esposa del doctor Lluria deja entrever que la familia está planeando abandonar Soutomaior porque “su forma de ser no le permite vivir alejada del mundo”. Sin lugar a dudas su decisión está directamente relacionada también con los ideales políticos del matrimonio Lluria que empezaban a granjearle problemas.

Estos motivos llevaron a los Lluria a abandonar definitivamente sus posesiones en Soutomaior. Pero lo cierto es, que, por entonces, las dificultades económicas que atravesaba la familia eran insalvables y las amenazas de embargo acabaron por producir que todas las propiedades del matrimonio Lluria en Soutomaior saliesen a subasta pública el 7/10/1917. A finales de año la familia abandonó su morada gallega pues a inicios de 1918 ya estaban en Madrid.

El traslado de la familia Lluria-Vinyals a Madrid supuso el final de la historia del sanatorio puesto que los sucesivos propietarios no se interesaron por recuperar el centro. En la actualidad el edificio que un día albergó un fantástico sanatorio de fama internacional dotado de los medios más modernos se ha convertido en una Pousada.