Historia
El majestuoso castillo de Soutomaior se asemeja poco a la fortaleza militar que hunde sus raíces en el siglo XII. A lo largo de su azarosa historia como centro de poder feudal, escenario de batallas, residencia de verano nobiliaria y hoy monumento público visitable con un Jardín de Excelencia Internacional de la Camelia, ha sufrido varias reconstrucciones y rehabilitaciones hasta conformar su imponente y formidable arquitectura y perfil actuales.
El origen de la fortaleza se remonta al reinado de Alfonso VII, cuando se construyó una estructura militar y defensiva en un lugar estratégico de Soutomaior. De un lado el recinto se sitúa cerca de la costa pero al tiempo protegido de las invasiones marítimas de normandos, turcos o piratas al erigirse sobre rocas, a 119 metros sobre el nivel del mar al fondo de la ría de Vigo. De otro, permitía controlar las comunicaciones de norte a sur, y dominaba el valle del río Verdugo desde su confluencia con el Oitavén hasta la desembocadura.
El suelo sobre el que se asienta es, además, rico para el cultivo, lo que, unido al emplazamiento con fines estratégicos y defensivos, lo convertía en idóneo para señorear el feudo.
El castillo evolucionó de torre de defensa a fortaleza con doble recinto amurallado en el siglo XV. Su figura central en esa etapa fue Pedro Álvarez de Sotomayor, más conocido como Pedro Madruga. El noble ostentaba además el título de conde de Camiña, vizconde de Tui y mariscal de Baiona, y existen investigaciones sobre su figura que apuntan a que podría ser Cristóbal Colón ante las coincidencias entre ambos sobre amigos y rivales, así como por la toponimia ligada a las Rías Baixas con la que fueron bautizados más de cien lugares del Nuevo Mundo.
El castillo, destruido en la revuelta campesina, fue erigido de nuevo y adaptado para el empleo de armas de fuego, que acababan de introducirse en Galicia
Pedro Madruga convirtió la fortaleza de Soutomaior en su centro de operaciones en las luchas de poder en la Galicia de la época. Mantuvo contiendas con la jerarquía eclesiástica y con otras familias nobiliarias gallegas, como los Sarmiento, y se posicionó a favor de la Beltraneja en la Guerra de Sucesión.
El castillo había sido destruido durante la revuelta campesina de los Irmandiños, y el noble intervino para su reconstrucción, adaptándolo además al empleo de las armas de fuego, que Pedro Madruga acababa de introducir en Galicia. El recinto vivió entonces su época de mayor esplendor.
Residencia de verano
En los siglos siguientes la fortaleza vivió un largo declive debido en gran parte a pleitos familiares. Ya a punto de concluir el siglo XVIII pasaría a manos de Benito Fernando Correa, que colocó su escudo de armas en el acceso principal. En el XIX asumiría la propiedad el marqués de la Vega de Armijo, y aquí se produciría un cambio clave en la arquitectura del castillo ya que fue construida la “Galería de Damas”. El recinto pasaría a ser así mitad fortaleza, mitad palacio neogótico, y la familia la empleaba como residencia de verano.
De esa época datan también el formidable parque y los jardines del castillo, que sustituyeron a los maizales. Los árboles más antiguos son los castaños, con 800 años de antigüedad, pero cuenta asimismo con una fantástica riqueza botánica, con árboles de gran porte y una excelente colección de camelias.
Miembros de la familia Riestra comparten aficiones y tertulia en uno de los salones de su casa en A Caeira (Poio) con varios amigos. En la imagen aparecen María Vinyals y su marido, el marqués de Ayerbe, junto a Francisco, Teresa y Raimundo Riestra, Rosario Federico y la marquesa de Riestra
El marqués de la Vega de Armijo sentado en un banco del jardín del castillo del marqués de Mos, en Soutomaior, acompañado del marqués de Ayerbe (segundo por la izquierda) y su mujer, María Vinyals (primera por la derecha). Al lado de la marquesa de Ayerbe se sitúa un hombre que podría ser el doctor Lluria. La mujer sentada a la izquierda del marqués de la Vega de Armijo es Agustina Ferrés, madre de María Vinyals. El niño es Antonio Jordán de Urríes Vinyals, hijo de los marqueses de Ayerbe
La sobrina del marqués, María Vinyals, fue la siguiente propietaria. Escritora, políglota e incansable en la defensa de las mujeres, la noble, conocida como la “Marquesa Roja”, nació y pasó su infancia en la histórica fortaleza del valle del río Verdugo. A lo largo de su vida trabó amistad con otras destacadas mujeres de su época, como Emilia Pardo Bazán o Carmen de Burgos. Convirtió el castillo en lugar de encuentro entre artistas de diferentes disciplinas y fue, además, una gran viajera. Aunque vio mucho mundo nunca olvidó sus orígenes y se confesó siempre una enamorada de su tierra, sobre cuya belleza escribió, al igual que sobre la fortaleza y las gestas históricas en su entorno.
La Diputación de Pontevedra lo adquirió en 1982 y hoy afronta una nueva época dorada tras su recuperación y la musealización del recinto
A María Vinyals le debemos también el conocimiento sobre el fantasma del castillo, “O Alemanote”. Éste, en vida un hombre nacido y educado en Heidelberg, habría sido preceptor del sobrino de un anterior propietario de la fortificación. Cuenta la leyenda que en los sótanos habría instalado un laboratorio y descubierto la fórmula para fabricar el arma definitiva que decantaría la I Guerra Mundial a favor de Alemania. Sin embargo, fallecería en una salida a caballo antes de ponerla en práctica. Un periodista de la época que visitó el castillo, invitado por Vinyals y el doctor Lluria, su marido, escuchó la historia de boca del propio fantasma, que se le apareció en uno de los salones, y cumplió su petición de destruir la fórmula.
María Vinyals, marquesa de Ayerbe, acompañada de una mujer y un hombre, en la galería del castillo del marqués de Mos, en Soutomaior
La fortaleza salió a subasta en 1917 y sufrió en las décadas siguientes un nuevo periodo de decadencia. Tras varias operaciones de venta y un deterioro progresivo, en 1982 lo adquiere la Diputación de Pontevedra, que realiza una profunda rehabilitación. Ésta incluyó una modificación de la Galería de las Damas que la convirtió en visitable, abriendo un mirador sobre el patio de armas.
Soutomaior afronta ahora una nueva época dorada. La musealización interior es la pata que completa el atractivo histórico y botánico de esta impresionante fortaleza que atrae cada año a más visitantes y está llamada a convertirse en un referente internacional de primer orden. Un símbolo del patrimonio fortificado de la provincia de Pontevedra y del destino Rías Baixas. La historia continúa…